¿Quiénes somos? Somos un grupo de revolucionarios invencibles, que no nos rendiremos jamás, que lucharemos en todos los frentes, incluso en el de las ideas.

Monday, May 17, 2010

EDITORIAL DEL 17 DE MAYO 2010

Pasado mañana, día 19 de mayo, recordaremos una vez más, el 115 Aniversario de la caída en combate del Héroe Nacional de la República de Cuba, José Martí Pérez, quizás este sea uno de los acontecimientos históricos, de los que mas se ha escrito, en cien años. En nuestro país, poco queda por aportar, desde aquellos sus más cercanos compañeros de la campiña, encabezados por Máximo Gómez, y todos los cubanos que al paso de las primeras horas y de los primeros días fueron enterándose de la triste noticia, este infausto acontecimiento ha estado presente siempre en la vida de la Nación Cubana.

Este hombre, que pudo por su talento y capacidades, convertirse en uno de los más agraciados de su época, en lo material y profesional, desechó todos los honores y glorias personales, para consagrarse a su obra suprema, la lucha por la independencia y libertad de su Patria.

¡Qué gran ejemplo de sencillez, modestia y generosidad!

El joven Martí fue el resultado de su forja en una sociedad esclavista y explotadora, de un país sometido al colonialismo tardío del siglo XIX; fue el fruto del ejemplo de su humilde familia, que le inculcó los más firmes valores éticos, humanos, y especialmente de su maestro, y de éste, a las corrientes políticas e ideológicas más progresistas de su época.
De él, son aquellos Versos Sencillos, escritos en 1891, y que reflejan la imagen, que siendo muy niño, observó en la provincia de Matanzas, cuando se encontraba con su padre por esos parajes:

Rojo, como en el desierto,
Salió el sol al horizonte:
Y alumbró a un esclavo muerto,
Colgado de un seibo del monte,
Un niño, lo vio: tembló
De pasión por los que gimen:
¡Y al pie del muerto, juró
Lavar con su vida el crimen!

Él fue un joven de su tiempo, pero con la fibra y el material de un maravilloso diamante moral y patriótico en bruto. Pudo haber dicho como dicen algunos en la actualidad, de que no tenía las condiciones idóneas para divertirse, superarse o en definitiva conquistar la “felicidad deseada”, y haberse lanzado al mundo en busca del egoísta interés personal.

Del joven Martí son aquellas extraordinarias estrofas, escritas cuando describe el papel de un patriota verdadero:

El amor madre a la patria
No es el amor ridículo a la tierra,
Ni a la hierba que pisan nuestras plantas;
Es el odio insensible a quien la oprime,
Es el rencor eterno a quien la ataca...

Cuánto necesitamos de esos valores en la Cuba de hoy, cuando algunos, egocéntricos, ambiciosos, y aspirantes a traidores, que no logran en lo más mínimo acercarse a las posibilidades martianas, se sienten limitados en sus proyecciones profesionales y personales y se manifiestan defraudados y resentidos, por no poder alcanzar el “bienestar”, dígase dinero, reconocimiento social y privilegiada existencia, que suponen le merecen sus cualidades profesionales, deportivas, artísticas o simplemente humanas, y abandonan el país que los vio nacer y que les permitió, a costa de múltiples sacrificios, ser lo que en definitiva alcanzaron a ser.

Algunos de estos egoístas de nueva factura, se creen el ombligo del país y pretenden florecer como los grandes propietarios de las “verdades absolutas” de nuestro momento actual y brindar las maravillosas recetas de las soluciones mas complejas que necesitamos, sin reconocer que será el pensamiento colectivo de todos los cubanos, especialmente de los que no nos rendimos, los que encontremos las verdaderas direcciones de nuestro promisorio porvenir.

La vida de Martí es inconmensurable, baste decir que fue uno de los hombres más prominentes de su siglo, que su obra intelectual y patriótica no tiene parangón en nuestra historia patria y su pensamiento es hoy y para siempre, una de las joyas más sobresalientes de la Cultura Latinoamericana y Universal.

Su vida es un ejemplo de entrega y sacrificio, de firmeza patriótica e intransigencia revolucionaria, su acero inigualable surgió de la forja de un pueblo que no lo olvida y que lo mantendrá, por siempre, como su paradigma principal.

Su pensamiento es irreductible, su valentía inigualable y la seguridad en la victoria de su pueblo, su divisa ideológica.

“Antes de cejar en el empeño de ver libre y próspera
A la Patria, primero se unirá el mar del sur con el mar del norte,
y nacerá una serpiente de un huevo de águila.”

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